A veces quisiera que fuera más fácil…

Es verdad, lo pienso, lo pienso y lo pienso, y quisiera que fuera más fácil, que no tuviera tantos amigos aquí, que tuviera una familia menos unida, que mi familia no dependiera económicamente de mí, que no tuviera un buen trabajo, en fin, a veces quisiera que hubiera algo tan tan grave que no me permitiera pensarlo dos veces y largarme de aquí, pero cuando enumero todas esas cosas me doy cuenta de lo bendecido que he sido. Sólo espero que Papá Dios no me vea como un malagradecido si decido alejarme un poco de todas esas bendiciones para buscar la esencia misma del ser humano: algo más.

Lo bueno es que tengo una buena sensación de todo esto, así que algo me dice que voy bien.

Por otro lado, y para contrarrestar el título, gracias a Dios que es tan difícil, porque si fuera fácil como dicen por ahí, no valdría la pena.

Diarios de la Niñera

Anoche terminé de ver la película "the Nanny Diaries". Aunque la comercializan como una comedia, encontré aparte de risas, drama y ficción, en realidad genial. Las actuaciones, sobretodo de Scarlett Johansson y Laura Linney son excelentes. Chris Evans, precioso como siempre y hasta Alicia Keys, por segunda vez de actriz (según tengo entendido) tiene una presencia impecable.

Pero lo mejor de la peli, y con lo que les dejo la recomendación a verla, son los mensajes que transmite, sobretodo el que para mí fue el central y que me vino como anillo al dedo en estos días: a veces tienes que meterte en un mundo ajeno, completamente desconocido, para llegar a conocer el tuyo propio.

Me quedo en RD?

Estaba leyendo el post del 24 de Noviembre de Gabriela en su blog http://gabrielamaria.blogspot.com/ y me entra una vez más la duda: Valdrá la pena?

Valdrá la pena dejar mi familia y amigos, mi empleo actual, mis actividades habituales, mi vida en general en mi país por probar suerte en otras tierras?

En los últimos años he tenido ese deseo de irme de RD, por todas esas cosas que el dominicano suele decir que no le gusta del país: la política, los altos costos de muchas cosas básicas, la deficiencia de energía eléctrica, en fin. El ser humano es un deportista innato en el deporte de criticar, sin embargo, pocas veces o a puros empujones nos dedicamos a ver las cosas buenas que tenemos alrededor, e incluso cuando las ponemos en una balanza contra las malas le damos un valor inferior al que realmente merecen, y tenemos que esperar a que otro, tal vez con la carencia de lo que ya tenemos o simplemente con una mayor madurez por las experiencias vividas, venga a señalarnos ese valor que en realidad tienen las cosas buenas, que suelen ser un cúmulo de muchas pequeñas cosas, las que en realidad valen.

He estado evaluando muy seriamente migrar a Canadá, incluso pensaba someter un proceso de migración formal el año entrante, me he documentado al respecto, he revisado sitios de ofertas de empleo, de un sin número de cosas para afianzar mi decisión y hasta me he estado preparando mentalmente para entender que siempre tendré un margen de inseguridad y que pese a ese margen (dependiendo su valor) puedo decidirme a migrar; no obstante, cada vez que me encuentro con un dominicano “ausente” luego de todas las bondades del país ajeno me llega el mismo mensaje: sin embargo, el calor de la gente en RD, los tuyos y en general, es más valioso que todas las bondades. Tal vez es cierto, tal vez debo dejar de pretender que lo dicen por llevar tanto tiempo fuera de su país y entender que lo dicen porque es una realidad.

Ahora estoy hecho un mar de dudas, varios pasos atrás de cómo estaba hace poquito tan seguro de salir de mi país. En este momento valoro mucho sus comentarios al respecto, debo tomar una decisión definitiva.

Todos tenemos derecho a soñar

Sí, sé que suena a algo que ya sabían, ya sea por las noches al acostarse o soñar con lograr o alcanzar metas, sin embargo, quise colocar ese título para enfatizar la anécdota que les quiero contar. Sucedió hace ya uno o dos meses, pero su esencia pintoresca se mantiene intacta en mi mente, y quiero hacerles partícipe de ella.

Yo estaba muy ilusionado con ir a ver la obra de Peter Pan, el musical, que se ponía en escena para esas fechas. Compré mi boleta del primer día, pero la vendí para acompañar un amigo a la función del segundo día, sin embargo, cuando fuimos a nuestra función nos enteramos de que un ladrón había ido a la primera función. ¿Un ladrón? ¿Cómo que un ladrón? ¿Y cómo supieron que era un ladrón? Pues al parecer nuestro peculiar miembro de la audiencia del primer día de la premier, había asaltado a una señora uno o dos días antes de la función, a quien le había robado la cartera con todo su contenido, incluyendo un par de boletas para la premier del musical de Peter Pan. Pues la señora, ni tonta ni perezosa, para no sentirse del todo impotente –como uno suele sentirse cuando lo atracan- ante su pérdida, se le ocurrió la grandiosa idea de vigilar si al ladrón se le ocurría usar sus boletas para ir a la función. Y cuan lejos de descabellada estuvo su idea cuando para su sorpresa vio al ladrón entrar al teatro para ver su función. Lo demás, parece que informó a la seguridad del teatro, quienes en el entreacto apresaron al ladrón cuando éste se disponía a estirar las piernas.

Y yo me quedo boquiabierto cuando me entero del incidente, y ahora que se los cuento aún sigo sin responderme quién ha sido más descabellado si la señora al pensar que el ladrón iría o el ladrón al ir tan descaradamente, o si se habrá frustrado el ladrón por no haber podido ver el final de la obra tan bellamente producida con la asesoría de personal de Disney, o si le habrá pasado que lo descubrieron por egoísta, por haber ido solo a ver la obra teniendo más de una boleta, cuando si todos tenemos derecho a soñar también debemos darle la oportunidad a otros que sueñen.

Zero Absoluto

No es que vaya a hablarles de la temperatura teórica más baja posible, aunque tienen algo en común: Inalcanzable. Hablo de los absolutos, el “siempre esto” y el “nunca aquello”, esa tendencia maliciosa que muchos tenemos de creer en determinados momentos que podemos hacer o prometer cosas con la constancia perenne que sólo el tiempo tiene. El hombre ha podido escudriñar las tres dimensiones del espacio: alto, largo y ancho, pero esa cuarta dimensión llamada tiempo le ha sido prácticamente inalcanzable de escudriñar y yo supongo que es precisamente por su capacidad de ser constante, algo que nosotros los humanos no podemos ser, por más que entendamos lo que significa.

Hace unos días le comentaba a una amiga cómo me sentía respecto a alguien que no podía alcanzar -por mil y una razones-, lo mal que me sentía de perderle prácticamente sin haberle tenido, pues ha sido la persona que más ha sacado lo mejor de mí en tan corto, tan poco tiempo. Sin embargo, revisando esta mañana correo de antaño en mi correo electrónico, me dí cuenta de que ya había estado ahí con anterioridad, que ya M., mi ángel y/o S me habían colocado allí, en ese estado donde lo que haces y lo que dices, lo que piensas y lo que escribes es lo mejor de ti porque hay alguien en tu vida que te inspira a ello. Y es desconcertante, porque aunque lo vea objetivamente sigo creyendo que como sus lunas nadie nunca me inspiró, nadie nunca me hizo sentir tan bien, nadie nunca… mejor no añadir eso, que sería como un apretón a mi corazón. Sin embargo, lo interesante es que entre él y M., mi ángel y/o S, la diferencia ha sido las vivencias que he tenido y la experiencia al escribir, que han venido dadas por el tiempo transcurrido entre ellos, lo que me lleva a preguntarme si en verdad ha sido el que más, o es sólo que mis vivencias y experiencias me han llevado a apreciar el todo más que algún otro momento de mi vida.

La intención, en realidad, no es minimizar esto que ha pasado o pudo pasar, no podría ni querría hacerlo, pero plantar la duda en cierta forma me ayuda a entrar al proceso de sanación que debo pasar para poder olvidarlo borrarlo de mi corazón recordarle con ternura. Saber que si hoy día es un absoluto en mi vida, el que más, es algo circunstancial o del contexto, algo que por no controlar el tiempo no puedo cambiar, que aunque crea o no crea ninguna de cada palabra de lo que aquí digo, el decirlo es un bálsamo sobre mi intranquilidad, lo que me permitirá poder escribirles de eso y otras cosas.

P.D.//
Olvídame tú que yo no puedo

No voy a entender el amor sin ti

Olvídame tú que yo no puedo

Dejar de quererte

Por mucho que intente no puedo

Olvídame tú...

De vuelta a la fama!

Annie you're a star
You're just not going very far
And all the world will know your name
And you'll be famous as you are
'Cause I'll sing for you

Vamos, respira conmigo...

A veces presiento que mi alma está en sombras

entonces me inclino, te beso y hay luz

y me salen lindas palabras muy tiernas

sonrío y me digo: "Esto es el amor"

Eso declama Leonardo Fabio en su canción "Ni el clavel ni la rosa". No sé si escribía sus canciones, o de quien sean en realidad los créditos, lo que sé es que mientras pensaba en retomar mi blog, en sobre qué escribir, simplemente recosté mi mente sobre la almohada de lo intenso, de aquello que realmente es el motivo de los motivos, y que cuando le encontramos ni la sublime belleza del clavel o la rosa nos importan, porque no hay nada más allá del amor, cualquiera que sea, cualquiera que conozcas, y si no le conoces, como cantaría Maridalia, no sabes nada.

El amor inspira, y lo digo en el doble sentido de la palabra, porque el amor me ha inspirado a escribir estas líneas como lo ha hecho con otros tantos aprendices de escritores, o escritores, pintores o escultores, músicos o cualquier otra faceta del arte. Pero también el amor inspira, es decir, hace que aspiremos aire dentro nuestro, para así oxigenarnos el alma y hacer más potable nuestro paso por la vida. Y tal vez sea coincidencia o un mero truco de composición musical, pero justo cuando Leonardo Fabio está por terminar su declamación, la misma se torna en canto, para mí por eso, porque el amor inspira.

Y nada, estoy inspirado nuevamente, y con ello dispuesto a sacrificar y extraer tiempo de donde parezca no haber para escribirles y escribirme. E inspirado como estoy, me voy tarareando aquella canción de antaño, que agradezco a mi padre el haberme dado a conocer y que espero contagiarles, o al menos hacerles recordar aquella que les inspire a ser un poco más felices en este momento:

Y le canté al milagro de saber que me quieres

y le grité a la gente que el sol se te parece

y que nada me importa, ni el clavel ni la rosa

y que la primavera pasa sin que la vea

porque lo abarcas todo, hasta el placer que ignoro

y el aire que respiro no me sirve de alivio

si no siento el aliento de tu boca en mi boca

y si veo algún niño, mientras leyendo espero,

le digo que es muy lindo, y en su risa te veo.

P.D.// Donde dice "leyendo" en realidad va "fumando", pero ni en canciones me concibo con ese hábito, así que he hecho una adaptación libre más cercana a mi realidad, por eso, porque estoy inspirado.